lunes, 23 de febrero de 2009

"Coming Soon... Reverdecer"


REVERDECER

Ya ha pasado un mes…
Todo ha sido muy disparejo desde entonces, las semanas son más largas, los días más pesados y las noches parecen durar seis segundos entre lo que cierro los ojos y los vuelvo a abrir.
Durante aquel viaje mis padres habían preparado la sorpresa de que podría ir a una universidad en el Distrito Federal, pero no pude responder a eso, en realidad no he podido responder a nada desde que el cuerpo sin vida de mi mejor amigo me fue arrebatado de mis brazos… desde el momento en el que me dejaron en aquel pasillo con el peso de que mi mejor amigo se había suicidado, con su sangre en mi ropa y en mis manos, con su inalterable imagen en mis ojos; recuerdo que me quedé ahí toda la noche, hasta que mi madre logró llegar a mi lado y me arropó en sus brazos como hacía mucho no lo hacía y volví a casa con ella… los recuerdos están muy frescos, parece que todo ha pasado esta misma madrugada… y aún así, durante los últimos días, he estado luchando contra ellos… ya que, según mi madre, hemos de empezar una nueva vida, por lo que no puedo seguir torturándome, aunque para ser sincero, a este punto, no creo que haya algo capaz de vulnerarme más.

La primera semana ha sido la más fácil hasta ahora, las heridas estaban muy recientes, nadie decía nada al respecto y mucho menos yo… además nadie quería discutir antes de tiempo, es decir, antes de los tan esperados resultados de la investigación judicial… anhelados por todos, excepto por mí… por supuesto…
La segunda semana no fue tan fácil, se organizó toda una reunión de padres y estudiantes en el colegio, todos entraron ansiosos a la sala de conferencias, yo preferí sentarme en el pasillo y esperar a que nada se saliera de control… esperar que yo no perdiera el control… sabía lo que sucedería ahí, y así fue, declararon al suicida Manuel responsable de la muerte de Felipe y Magdalena… nada que no supiera desde que había encontrado una nota en mi equipaje, luego la gente empezó a salir, unos aliviados, otras más asustados que antes… en fin… no había una sola reacción en común. “Asesino”, “se lo merecían”, “hizo bien”, “desalmado”… comentarios por el estilo fueron a los que tuve que acostumbrarme durante los días que siguieron, pero el de “Manuel hizo bien en suicidarse, nos ahorró trabajo” era el que no toleraba, deseaba matar a golpes a quienes se atrevían a sugerirlo en mi presencia, pero Rebeca siempre estuvo ahí para recordarme que nada ganaría al hacerlo… Rebeca… no me dejó solo ni un segundo, me abrazaba en silencio hasta que lograba recuperar la paz de nuevo…
Los días siguieron pasando, las leves tentativas de demanda hacia la familia Quirarte fueron solucionadas entre los vecinos, Taxco es un pueblo tranquilo y sencillo, entiende que ni todo el dinero del mundo puede traerlos de vuelta. Todo parecía estar volviendo a la normalidad, mis amigos se dedicaban a estudiar para los exámenes finales que empiezan hoy, mientras yo lo único que he hecho es escuchar los resultados de mis inútiles análisis de mis psiquiatras, pero nada parecía andar mal… al menos no es algo mental, ni psicológico… es algo más profundo, un asunto del alma pienso yo… aún así he tomado muchos más medicamentos en un solo mes de los que pensé tomaría en toda una vida…
Esta última semana fue la peor… “Maricón” me gritó de la nada mi padre desde el pasillo hace tres noches… de verdad me asustó porque no había hablado con él desde el día anterior “deja ya de lamentar al desgraciado de Manuel”… quise responder que él no se diferenciaba de mi amigo al recordar los últimos diecisiete años llenos de abuso y agresión contra mi madre, mi hermana y yo. Pero me contuve, ni aunque pudiera le recuerdo lo que es capaz de hacer… ya que desde el viaje la situación se ha calmado. Después del inesperado sobresalto mi madre entró al cuarto, yo estaba frente a la computadora, se sentó en mi cama y sentí su mirada en mi espalda, me volteé para verle, sus ojos estaban llenos de preocupación… “nos vamos” dijo con la voz quebrada, yo no entendí bien de lo que hablaba hasta que volvió a abrir la boca “de Taxco” explicó “tu padre pidió un traslado al DF, nos iremos en unos días”. En ese momento no supe qué pensar, mi madre lo notó en mis ojos y salió de mi cuarto, me puse a pensar en todo lo que tendría que dejar atrás, pero ya no me asusta el cambio, e imagino que a lo mejor logre superar esto… pero hasta anoche no me di cuenta de cuánto duele dejar ese lugar, estaba en mi cama tocando el bajo y Rebeca entró con la cara empapada, mamá le acababa de decir, se derrumbó en mis brazos y yo le acaricié la espalda, lloró por tal vez dos minutos o tres, luego me miró a los ojos, hubiera deseado decirle mil palabras hermosas, decirle que lo siento, que todo esto es mi culpa, pedirle que viniera conmigo y que por favor me perdone, pero sobre todo deseaba gritarle que la amo con todo mi ser… pero no lo hice, no porque no lo quisiera, sino porque no puedo, he intentado hablar, la gente no creería el esfuerzo enorme que he hecho por formular aunque sea una sola palabra, pero es como ahogarme en mi mismo cada vez que lo intento… por lo que la abracé de nuevo, todo este tiempo en el que he guardado este perturbador silencio, solo había logrado demostrarle todo lo que la amo con mis caricias, mis besos, mis miradas y mis abrazos, pero no podía esperar que las cosas fueran así por siempre, algún día iba a terminar… fue ayer. Me dijo que era lo mejor para mí y mi familia, que seguiremos siendo buenos amigos… luego se marchó y fue doloroso… aunque no tanto como siempre había creído… me molesté por eso y por dejar que esto me afecte tanto… no tiene sentido, pero ya todo lo ha ido perdiendo para mí.

Ahora miro por la ventana, los altos edificios que se levantan a ambos lados del auto me marean y me hacen extrañar mi pequeño Taxco, mi hermana duerme con la cabeza apoyada en mi regazo, por lo que se me corta un poco la circulación en la pierna. Hace mucho sol y recuerdo que ya llevamos cuatro horas de viaje por lo que vuelvo a marearme un poco… echo un vistazo a mi madre que mira entusiasmada por la ventanilla también… quiero… necesito distraerme, saco el celular y empiezo a mirar las fotos de nuevo, no sé cuántas veces las he visto en estas cuatro semanas, pero no puedo dejar de marginarme al ver los rostros de mis felices amigos en la pequeña pantalla, las voy pasando con paciencia y río para mí al recordar aquellos buenos y viejos tiempos.

“Santiago” me grita mi madre desde la puerta “hemos llegado”. Ya mi hermana y mi padre están lejos del auto por lo que supongo que mi madre me estuvo llamando por un rato sin darme yo cuenta. Bajo del auto que está aparcado a la orilla de la calle, miro nuestra nueva casa, tiene dos plantas y luce bastante ostentosa… “bienvenido a una nueva vida” dice mi hermana sonriendo al volver a mi lado… yo le devuelvo la sonrisa, no tan sincera, pero sí llena de esperanza.

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