miércoles, 15 de octubre de 2008

Desvaríos


Pienso en cien formas de decirte lo que siento; escribo formulas y pistas, palabras incoherentes; imagino situaciones y no dejo de esperar una reacción.

Las palabras no me alcanzan, parece imposible llegar a decirlo. Maquino momentos en los que podré hablar, pero es inútil, al fin y al cabo no resultará, como las costumbres que se vuelven leyes, no podré hablar, tragaré palabras que me desgarrarán la garganta, ocultaré lágrimas, pintaré una sonrisa, arrugaré el discurso entre mis manos procurando que no lo veas y con hipocresía responderé que todo está bien… pero de alguna manera te lo haré saber, ten por seguro que lo sabrás, porque mi desesperación por que lo sepas se ha cansado ya, de amenazarme cada noche con no dejarme dormir, de impulsarme a levantarme, de desviar mis ojos del camino buscándote, y cuando te ve me amarra los labios y con trampas me marea dejándome casi inmune a tus palabras.

Podrías por favor, acercarte un poco más, quiero volverte a mirar a los ojos, necesito ver tus ojos y derretirme en ellos, y de paso pedirte un abrazo, de esos con los que me matas, y te ruego, antes de que te alejes más, regálame una sonrisa… como adoro tu sonrisa…