
Sentada entre el verde del paisaje y mi desvarío, percibiendo un singular olor a pasto. Bajo la luz blanca de un entristecido día nublado, con una brisa apenas perceptible, al ritmo de las águilas y al fondo un riachuelo que llama.
Aquí asediada de naturaleza urbana y soledad saturada espero, ansiosa y casi exasperada, espero por eso que no sé que es, pero aún así le doy tiempo.
Diviso sombras y caminos que me alientan a viajar por ahí. Sin moverme camino entre los árboles y huelo la tierra bajo mis pies humedecida. Me esfuerzo de nuevo por saber que persigo, pero de nuevo me encuentro sentada bajo un alto pino.
Pero de pronto realizo que espero por una señal, sí, algo, lo que sea, que me diga por donde empezar al menos… porque entre lo alto de mi imaginación que juega entre ramas y lo bajo de mi cuerpo que se conforma con hojas caídas, he descubierto la enredadera de raíces que en mi mente he cultivado… Lazos que no se deshacen, lo “inseparable” que no logro volver a unir, amores de hielo y otros de plata, madera que suena constantemente, palabras inconsistentes, idealización de lo inexistente.
...
Ahora he caminado, me alejé del bosque de quimera para volver a sentarme en medio de la realidad de concreto y teclas desafinadas, pero… aún espero… tal vez esté a unos pasos de mí o tal vez muy lejos, tal vez por ahí jugando a esconderse o quizá solo esté dentro de mí.
1 comentario:
Ey, Hola, entre aqui, porque me estaba googleando (hace poco parí un libro que se llama "Naturaleza Urbana")me encanto la onda, ademas me encanta Costa Rica, expuse allí varias veces.aqui va mi
web;
www.martinriwnyj.com
saludos desde Buenos Aires.
Martín
Publicar un comentario